Los especialistas, integrantes del equipo +Qtrauma, aseguran que las claves para mejorar el bienestar físico tras el confinamiento son dieta sana y ejercicio
Todas las especialidades se han visto afectadas por la crisis del coronavirus. A cada uno nos ha tocado vivirlo de una manera. En especialidades como la nuestra, hemos capeado el temporal, nos hemos puesto de frente a él y hemos esperado a que pasara. A otras les ha tocado correrlo, enfrentándose a la máxima dureza de las olas y, durante algunas semanas, con el riesgo de naufragar. Si bien la tormenta ha pasado, eso no significa que no tengamos que enfrentarnos de nuevo otra, y para eso tenemos que estar preparados.
No hemos vuelto a una normalidad completa, porque eso pasa por estar libres de coronavirus, pero sí hemos retomado nuestro día a día dentro de la realidad que nos ha tocado vivir y de la que aprendemos a cada momento.
Aun en estado de alarma, volvimos a retomar la consulta de traumatología. Al principio, muy poca gente venía a la consulta, y la mayoría eran pacientes a los que se les había interrumpido el tratamiento por la crisis o que se quedaron a las puertas de una intervención, pero poco a poco las consultas se empezaron a llenar de pacientes que acudían por cuadros de dolor de diversa índole, sin antecedentes traumáticos previos, y que demandaban una respuesta. Nos decían que, nunca antes, les había pasado algo así. Y para todos ellos están dedicadas las siguientes líneas.
Cuando un paciente entra en la consulta de traumatología, antes de que se siente, de que nos diga qué le pasa, los médicos hemos empezado nuestro trabajo: vemos su manera de saludar, de caminar, de sentarse, de hablar y de comportarse, y tenemos una información muy valiosa que nos ayuda a encuadrar las diferentes patologías.
Durante la desescalada hemos visto que había un denominador común en la mayoría de los pacientes que no habían sufrido un traumatismo: todos, debido al confinamiento, habían modificado su estilo de vida. Los especialistas sabemos que episodios de inactividad tienen sobre la salud consecuencias negativas, y hemos visto su repercusión en gente que, aunque no hiciera deporte previamente, ha cambiado su día a día, y que, por tanto, disminuían su actividad física por mínima que fuera.
La pérdida de masa muscular ocurre rápidamente con la ausencia de actividad física. Nuestro sistema musculoesquelético se adapta a nuestra actividad encontrando un equilibrio para que podamos realizar los quehaceres de la vida diaria sin limitaciones, y este equilibrio es muy sensible a procesos como el estado nutricional, el equilibrio hormonal y la actividad física. Todos estos factores se han visto afectados durante el confinamiento, y eso explica que personas sanas, sin patologías previas, sin traumatismos, presenten episodios de dolor de diferentes características que, en su mayoría, se autolimitan sin necesidad de un tratamiento específico.
¿Debemos consultar en estos casos al traumatólogo? Por supuesto que sí. Es nuestro trabajo, y la base de nuestra profesión, atender y escuchar a los pacientes y decidir la necesidad de pruebas complementarias o tratamientos dirigidos a mejorar tu salud.
Como traumatólogos, podemos haceros dos recomendaciones básicas: los estudios científicos han demostrado que la dieta mediterránea es una dieta sana, que disminuye la incidencia de enfermedades cardiovasculares, enfermedades degenerativas y enfermedades crónicas. Por tanto, vigilar la alimentación es una clave fundamental para mejorar nuestro bienestar general. Y por otro lado, se ha visto que mantener una actividad física regular tiene beneficios sobre el sistema musculoesquelético, preservando la calidad del cartílago articular y la masa muscular. Incluir una rutina física, por mínima que sea, mejorará el estado de nuestros músculos y articulaciones.
Si somos conscientes y parte activa de la mejora de nuestra salud general, haremos que nuestro cuerpo esté mejor preparado y tenga una mejor respuesta para hacer frente a situaciones de estrés como las que nos ha tocado vivir.
El Equipo +Qtrauma está formado por los doctores Cristina Asenjo Gismero y Miguel García Navlet