Marcos Rios, coordinador de nuestra Unidad de Daño Cerebral y ahora también profesor titular de la UNED

En la colaboración del mundo académico y el ámbito clínico todos ganamos.

Marcos, Ríos Lago, licenciado en Psicología, máster en Neuropsicología Cognitiva, doctor en Psicología, coordinador de la Unidad de Daño Cerebral… y ahora también profesor titular de la Universidad Nacional de Educación a Distancia.

– ¿Cuáles fueron las razones que te llevaron a interesarte por el daño cerebral?

A lo largo de la carrera ya me fui interesando por todo aquello que se relacionaba con el cerebro y la neuropsicología. Pero lo cierto es que fueron las reuniones que organizó la Fundación Mapfre desde 1994 hasta 2005 sobre el daño cerebral lo que hizo que mi interés se centrara en el daño cerebral adquirido.

Tuve la suerte de conocer a Ángel Ruano, jefe del servicio de Psicología del Hospital FREMAP en Majadahonda, y a Juan Manuel Muñoz Céspedes, quienes me permitieron ver con ellos mis primeros pacientes con lesión cerebral. A partir de ahí todo estaba claro.

– Háblanos de tu trayectoria profesional, de tus intereses en la actualidad.

En la actualidad compagino la actividad docente en la UNED con la actividad en la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana bajo el amparo de un convenio con la Universidad.

Esta situación permite mantener algunas líneas de trabajo activas sobre la efectividad de la neurorrehabilitación en pacientes con lesión cerebral, así como profundizar en algunos procesos cognitivos (como la atención, las funciones ejecutivas y la velocidad de procesamiento) y la optimización de procedimientos de evaluación e intervención.

– ¿Qué podrías decirnos sobre tu experiencia clínica y como coordinador de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana?

Es una suerte contar con equipos formados por profesionales de origen y formación diversa. Lamentablemente nadie conoce aún la respuesta a todos los problemas de los pacientes con lesiones cerebrales y es necesario que cada profesional aporte su conocimiento para optimizar la situación de estas personas.

Realmente todos los equipos de la Red Menni de Daño Cerebral están formados por profesionales con una excelente formación, una gran calidad humana y con un espíritu incansable. En estas condiciones es fácil trabajar. Además, cuando las cosas no salen bien (porque no siempre salen bien) es importante tener la certeza de que todo el mundo ha dado lo máximo posible. Tener equipos bien cohesionados donde trabajar con confianza es muy importante.

– Acabas de obtener plaza como profesor titular de la UNED. Eso requiere mucho tiempo de estudio, ¿de dónde sacas tanta energía?

Esto tiene que ver con la respuesta anterior. Las personas con las que tengo la suerte de trabajar muestran una gran implicación y te obligan a intentar que las cosas salgan bien. La energía sale de ahí.

Además, es una suerte trabajar en aquello que más te gusta. Siempre hay cosas que aprender, y el tiempo dedicado al estudio siempre es estupendo.

– ¿Qué asignatura o asignaturas impartirás?

Las cosas no cambian mucho en ese sentido. Ahora imparto docencia en Psicología de la Atención, Neuropsicología de la Atención y dirijo algunos trabajos de investigación en este ámbito.

– No es lo más habitual, aunque cierta simbiosis parece lo deseable. ¿Por qué decides combinar el trabajo docente y clínico?

Creo que en el ámbito académico se profundiza mucho en aspectos teóricos sobre los procesos cognitivos y, quizá menos, en los aspectos más aplicados. La situación en la que se combinan ambos me parece óptima. Pienso que el conocimiento teórico es condición necesaria para la evaluación y rehabilitación de pacientes. Sin la teoría que guíe la práctica no estoy seguro de que sea posible hacer un buen trabajo. Ahora bien, la pura teoría no es suficiente para el trabajo en el ámbito clínico, y es necesario desarrollar otros contenidos más aplicados.

Además, creo que quienes tenemos contacto con pacientes y, fundamentalmente, quienes trabajamos en el ámbito de la neurorrehabilitación, tenemos una cierta responsabilidad con la difusión de los resultados de los tratamientos. Es decir, debemos realizar investigaciones rigurosas que muestren qué funciona y qué no funciona en rehabilitación, para que, las primeras se sigan haciendo y las segundas dejen de hacerse. Esa información debe estar disponible para toda la comunidad científica y para todos los clínicos que trabajan diariamente con pacientes.

– Por eso, en la medida que puedes también trabajas en investigación. ¿Qué campos de investigación centran tu interés en estos momentos?

Siempre tenemos activa una línea en velocidad de procesamiento de información. En ella se trata de establecer el impacto que tiene la lentitud en el procesamiento de información sobre el rendimiento cognitivo de diferentes tipos de pacientes. Aunque la actividad principal está centrada en traumatismos craneoencefálicos, también colaboramos con otros grupos que trabajan en esclerosis múltiple, esquizofrenia y, más recientemente, en Parkinson.

En la actualidad se está desarrollando un proyecto de neuromodulación no invasiva en pacientes con Parkinson. El investigador principal es el neurólogo Juan Pablo Romero, también del Hospital Beata María Ana, y ha conseguido combinar procedimientos de estimulación magnética transcraneal y neurofeedback con el objetivo de mejorar la capacidad motora de los pacientes afectados por esta enfermedad.

– Normalmente hablando de la rehabilitación del daño cerebral, has sostenido en varias comunicaciones los beneficios del trabajo en equipos interdisciplinares. ¿Es trasladable esta opinión a otros ámbitos?

Si. Creo que en los equipos que combinan diferentes profesionales hay más posibilidades de obtener respuestas para los problemas a los que nos enfrentamos. Cuando te centras en un ámbito del conocimiento dejas fuera otros contenidos a los que no prestas atención. Sin embargo, otros profesionales están mirando ahí donde tú no miras. Trabajar juntos aumenta las posibilidades de solucionar los problemas.

– ¿Qué destacarías de la colaboración que como neuropsicólogo has tenido con profesionales de otras disciplinas?

Además del trabajo con profesionales centrados en la rehabilitación (terapeutas ocupacionales, logopedas, fisioterapeutas, trabajadores sociales, etc.) he tenido la suerte de colaborar de forma estrecha con neurólogos, neurocirujanos y neurorradiólgos. También con profesionales aparentemente alejados del ámbito sanitario, como físicos e ingenieros. En todos los casos la experiencia ha sido excelente. Siempre ha sido posible establecer una comunicación fluida con el único objetivo de obtener resultados de interés para la mejora del conocimiento sobre el funcionamiento del cerebro y su aplicación al ámbito de la rehabilitación. Todos ellos han aportado ideas con humildad, respetando el conocimiento del resto de profesionales y dando valor a esa situación óptima de colaboración.

Creo que solo mediante la cooperación con diferentes profesionales será posible llegar a resultados de interés. En la actualidad es imprescindible la colaboración.

– Si tuvieras que escoger, ¿qué preferirías, el trabajo clínico, investigar o enseñar?

Difícil contestar esta pregunta. Cada ámbito aporta cosas distintas. Todos ellos son muy gratificantes, aunque de distinta manera. Y todos ellos son exigentes, y no siempre las cosas salen bien. La combinación me parece una situación óptima y creo que mientras pueda compatibilizarlo, así lo haré.

– Pensando en los profesionales del futuro y ahora que eres profesor titular, ¿les darías algún consejo a los estudiantes?

Que estudien mucho. Tienen la posibilidad de acceder al conocimiento, y durante los años de carrera, estudiar y formarse debe ser una prioridad. También que intenten formarse con los mejores.

Además, si van a dedicarse a la neurorrehabilitación deben ser conscientes de que aún hay mucho por saber, que lo que hoy sirve, mañana puede no servir, y que será necesario formarse permanentemente acudiendo a congresos, leyendo literatura científica, etc.

– Y hablando del futuro, ¿qué lugar crees que ocuparán las neurociencias en el futuro más próximo?

Si nos centramos exclusivamente en el ámbito de la neurorrehabilitación, creo que veremos un gran desarrollo de las tecnologías disponibles para la rehabilitación. Por un lado, creo que vamos a disponer de herramientas muy avanzadas para mejorar el diagnóstico y la selección de los tratamientos más adecuados para cada paciente, por ejemplo, mediante el desarrollo de las técnicas de neuroimagen anatómica y funcional.

Por otra parte, en cuanto al proceso de rehabilitación que tiene como objetivo restaurar el rendimiento del paciente para que vuelva a ser lo más parecido a como era antes de la lesión: programas de estimulación cerebral, estimulación cognitiva, robótica para la rehabilitación, etc. En algunos casos esa recuperación no alcanza los niveles que desearíamos por lo que, cuando eso no es posible, creo que el diseño de tecnología que permita compensar las dificultades y ganar independencia a las persona afectadas por una lesión será otra importante línea de desarrollo.

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